11 de junio de 2008

DECÁLOGO FRÍVOLO PARA JURADOS DE CUENTO

He sido jurado en varias ocasiones y la verdad es que con la práctica he terminado por desarrollar un instinto, una especie de sensor localizador de truños, y hasta una técnica evaluadora políticamente incorrecta:

1. Si el primer párrafo contiene alma, corazón (en sentido inorgánico), felicidad o demás zarandajas, me cepillo el cuento.
2. Si es un cuento de nobles sentimientos, muy bien tiene que estar escrito para que no me lo cepille.
3. Los cuentos de actualidad rabiosa (pateras, mujeres maltratadas, etc.) también me los cepillo.
4. Los cuentos demasiado asertivos también me los cepillo.
5. Los que me cuesta un huevo entender, porque están llenos de palabros raros (que se nota de lejos que no sabe manejar el autor), también me los cepillo.
6. Los de finales con sorpresita, tipo qué ingenioso soy, también me los cepillo.
7. Los ñoños me los cepillo.
8. Los superculturetas también me los cepillo.
9. Si aparece el belfo de tu boca o un abuelo que recuerda su primer mes de vida con pelos y señales, me los cepillo.
10. Total, que al final tengo que dar otra vuelta para no dejar mi elección desierta. Por lo que mi método resulta ser completamente ineficaz.

29 comentarios:

AdR dijo...

Eso te iba a decir, que mucho cepillo veía yo por ahí suelto

Juan Carlos Márquez dijo...

Y eso, ADR, que he omitido las matinales (los cuentos en el que el protagonista se despierta, se ducha, se viste, toma café, etcétera) y los relatos que transcurren en la cafeterías de acuerdo a todos los tópicos de las cafeterías: esos también me los cepillo.

AdR dijo...

¿En las cafeterías?...

¿Que se pare el tiempo en una cafetería es un tópico o hablas de las historias que se cuentan en La Colmena de Cela, por ejemplo?

Juan Carlos Márquez dijo...

Hablo de cuentos a concurso de principiantes, de esos cuentos que transcurren en las cafeterías porque a sus autores no se les ha ocurrido ningún otro lugar más adecuado, de historias predecibles y aburridas de café, en las que las parejas se enamoran, los viejos se marchitan, sorben café o un tipo se imagina cómo son las vidas de los demás. Sólo de esos. Nada que ver, por ejemplo, con Cela ni con cuentos como éste:

http://www.otrashierbas.com/biblioteca/2005.09/de_medardo_fraile_el_album.htm

Raúl dijo...

La inocencia -no sé quién coño dijo ésto- esta repletita de tópicos; de ahí que en el caso de participantes literarios ávidos, bien por hacerse leer, bien por hacerse premiar, se puedan encontrar todos y cada una de las manidas imágenes con las que cualquier lector ducho, se haya topado con anterioridad.
No exhimo con ésto, a ninguno de los autores que caigan en cualquiera de las causas que motiven tu "cepillo"... Que conste pues, que sucribo prácticamente todas tus técnicas evaluadoras. Y además me he divertido con tu entrada.

Anónimo dijo...

Tú ya sabes que suscribo absolutamente este proceder defenestrador, que tanta falta le hace a los jurados. Hay que sanear de vez en cuando.

Anónimo dijo...

Saludos, JC. Me he partido de risa con tu decálogo "de jurado".

Imagino que conoces estos dogmas, pero, por si acaso, también los añado:

Saludos.


http://www.lallavedeloscampos.com/dogma/22dogma.htm

Arilena dijo...

Yo también utilizaría el cepillo si en la primera frase/párrafo aparece ámbar, derramar y anaranjado.

El principio de La sombra del viento me traumatizó, lo reconozco.

pd.-Gracias por el voto ;)

Juan Carlos Márquez dijo...

Hola, David, conozco esos dogmas y hasta más de una vez he intentado respetarlos.

Manu Espada dijo...

Jeje, te has olvidado del cuento en el que todo era un sueño.

Juan Carlos Márquez dijo...

Cierto, Manu, esos cuentos son un clásico del "horror" y me los cepillo con más ganas porque hay que leer hasta el final.

ETDN dijo...

¿Y qué me decís de los que, alineada a la derecha, empiezan con una cita larguísima de un autor frecuentemente rarísimo, y en los que la cita suele ser lo único comprensible y a menudo lo mejor del texto?...

jajajaja, si es que hay demasiado escritorzuelo suelto.

Y tiro la primera piedra contra mis propios relatos ;))

Rocío Rico dijo...

¿Son trucos e instintos... o simplemente prejuicios?

No me parece justo menospreciar el esfuerzo y las ilusiones de los demás de esta forma.

Aparte de que hay que estar muy seguro uno mismo para hablar de los demás en los términos que lo hacéis vosotros... En esto os aplaudo (no es fácil serlo), aunque me recuerde demasiado a la prepotencia, algo que no me gusta nada.

Por cierto, un saludo, que es la primera vez que paso por aquí.
Yo no soy escritora, ni muchísimo menos. Y jamás me he presentado a un concurso... y, si ya tenía pocas probabilidades de hacerlo, después de leer esto os aseguro que no lo haré nunca jamás.

Administrador dijo...

ya, pero te has dejado los cuentos en los de amaneceres, esos en que "los rayos de sol se cuelan por la ventana", uno de tus grandes cepillamientos, anda que no.

Juan Carlos Márquez dijo...

Los jurados literarios no valoramos los esfuerzos ni las ilusiones, Leg, como no los valoran los jurados de patinaje artístico o de gimmasia artística, eso se queda para las madres, las novias y los novios.

Juan Carlos Márquez dijo...

Por otra parte, Leg, yo sólo me limito a hablar de ciertas tipologías de cuento fallido bajo el título intencionado de "FRÍVOLO" (Decálogo frívolo...), no insulto ni menosprecio a nadie. En cambio tu insinúas, sin conocerme de nada, que soy prepotente y que tengo prejuicios.

Rocío Rico dijo...

No lo insinúo, Juan Carlos, digo que me da esa impresión. Puedo tener una impresión sobre ti aunque no te conozca.

Lo que no me gustó, como ya expliqué, no es que tengas esa forma de valorar los relatos cuando eres jurado, sino la forma en la que hablas de ellos aquí, y también algunas personas que se han sumado a ti en los comentarios.
Es ese tono el que me parece que menosprecia el esfuerzo y la ilusión de los que participan en un concurso.
Es ese tono el que me parece despectivo y prepotente.

No me ha gustado. Nada. Siento molestarte, si es que lo he hecho. Y también siento habértelo dicho aun siendo esa la primera vez que te visitaba.
Ese es mi fallo, y yo lo reconozco, soy demasiado sincera en ocasiones, y debería callar un poco más.

Mis disculpas, y un saludo.

Juan Carlos Márquez dijo...

Querida Leg:

Este es un blog en el que comparto cosillas con mis amigos, el sustituto de una conversación imposible en un café, y ese es el tono en que está escrito mi chascarrillo. No lo escribí para reírme de las ilusiones ni las esperanzas de nadie.

Anónimo dijo...

- Para Juan Carlos: 1) Enhorabuena por tu entrevista en Avión de Papel, estás que te sales. 2) Como jurado de cuentos, huelga subrayar que eres un cabrón con pintas. Y eso que te has dejado los cuentos con dedicatoria inicial, tipo "A mi abuela materna, que me enseñó a amar la vida".
- A Pat Rizia: ¿Qué tienes tú contra los cuentos con amaneceres? ¿Tú sabes cuántos cuentos he empezado yo con la luz amarillo naranja de las pelotas que se filtra por la puta ventana? ¿Tú sabes qué gilipollas me encuentro en este momento?

Juan Carlos Márquez dijo...

Los que tienen que ser la leche, Jaure, son los de decicatoria incestuosa:

"A la vida, que me enseñó a amar a mi abuela materna".

Podíamos hacer una antología: "Cuentos del Sol y las persianas". Yo tengo por ahí alguno que hasta está publicado, y seguro que Patricia, aunque se haga la dura, también. Qué alegría tenerte por aquí, paisano. Búscate un hueco y organizamos esa cena parabólica...

Anónimo dijo...

Hasta fin de mes, lo tengo crudo. A partir de julio, me apunto a cuanta convocatoria parabólica o sarao se plantee, inc. bombardeo.
Espero no resultar demasiado asertivo (pero qué cabrón eres).

Administrador dijo...

jaja, por eso, por eso, capótegui, que yo soy de esas que también mete la luz de sol y las persianas en cuentos, que el señor Márquez, alias lector pejilguero, se encarga de ensombrecer cumplidamente. Anda que no me gustan a mí los despertares soleados, no hay color, hombre, no hay color.

Juan Carlos Márquez dijo...

Sergi, Ana, pero seréis exagerados... El traje, el traje, pero si sólo era una americana sobre una camiseta.

Un abrazo, amigos.

Anónimo dijo...

Como quite todo eso de mis relatos, se quedan en nada :-D

Un abrazo con el corazón y el alma en esta preciosa mañana de amarillos rayos de sol, oh, oh :-)

Raquel

thirthe dijo...

ja, eso es miedo a sentirte abducido por ellos!

:-)))

Enrique Páez dijo...

Muy bueno, Juan Carlos. SOn consejos sensatos y prudentes. Si estuviéramos en 1915, dirías "Al moro, el cañón", pero ahora hay que ser políticamente correcto. Y una mierda. Felicidades por tus dos libros (el de relatos y el próximo amigo americano).
Un abrazo desde el río Ambroz

Anónimo dijo...

¿Y los atardeceres? Cuando el cuento empieza con un osvaisacagarporqueestadescripciónesmejorqueuncuadrodeHopper. Así son los míos. Y vosotros no tenéis corazón.

De todas formas, el problema no es que la luz se filtre por la ventana, el lío gordo está en que el prota, en vez de ponerse a hacer flexiones o a limpiar la casa, que ya va siendo hora, se levanta de la cama (o del sofá) y se pone a mirar por la dichosa ventanita. Es entonces cuando se jode el invento.

Por lo menos, en estos cuentos no suele contar lo malo que era su papá cuando no le dejaba jugar al fútbol de pequeño.

Carlos

Anónimo dijo...

O soy muy ñoña o demasiado ingeniosa...Gracias por confirmarme que les caigo mal. Ja,ja,ja!
Un gran post!

Anónimo dijo...

Coño, Juan Carlos! Avísame cuando vayas a ser jurado en algún concurso, para participar y que me votes, que ya estoy un poquillo harta de concursos con concejalillos valorando el alto valor literario de relatos con inicios similares a "Mi abuelo tenía los dedos retorcidos como sarmientos de tanto cavar en las tierras de don Otilio.."...

Maite Núñez (Rubí, Barcelona)