12 de mayo de 2006

"La pecera" Finalista I Certamen Microrrelatos de Verano Satiria

Me pasé aquel verano de fiesta en fiesta, de trago en trago, persiguiendo chicas de esas que amanecen en la playa con los pechos salpicados de semen y arena y una polla flácida entre las manos. Sufría unas resacas tan espantosas como pasajeras. Cerraba los ojos y veía rostros inquietantes de desconocidos acercarse a mí. Se acercaban poco a poco, hombres y mujeres, de cualquier edad, con una sonrisa sardónica entre los labios. A veces se acercaban tanto que dejaba de verlos. Mi mente acabó por proyectarse por toda la casa. Las pelusas flotaban a sus anchas sobre el parqué y las bolsas de basura se acumulaban bajo el fregadero. Desde que se fueron mis padres -hacía ya más de dos semanas- no había fregado un solo plato. Los apilaba en la bañera, en remojo, con un buen churrete de gel, a la espera de mejor ocasión. Flotaban en el agua tibia a la deriva, como colchonetas en una piscina. Una mañana, al despertar, me llegó desde el baño un olor nauseabundo y decidí terminar con aquello. Apenas quedaba un dedo de margen para que el agua comenzara a rebosar por los bordes. Me arrodillé, metí una mano en el agua y quité el tapón, pero el nivel del agua no descendía. Supuse que el desagüe había atraído como un imán todos los restos blandos y viscosos de comida. Tomé un puñado y saqué la mano llena de gusanos, gusanos pequeños y plateados que brillaban como peces de colores.