22 de julio de 2009

CUENTOS

A menudo algunos cuentos excelentes quedan eclipsados como obras de arte en toda su dimensión por el soporte que los acoge: el libro de cuentos, ese pack comercializable. Muchas veces fantaseo con la idea utópica de que algún día un cuento no sea sino eso: un cuento. Sin necesidad de que esté dentro de un compartimento con otros cuentos más o menos afines. El cuento por el cuento. Sueño con acudir a mi librero y decirle: quiero tal cuento de fulano, tal de mengano y tal de zutano. Sólo quiero esos. Ni más ni menos. Y los quiero encuadernados, cada uno con sus tapas y su prólogo, ni mejor ni peor editados que un novelón. Esto que digo puede parecer una tontería (seguramente lo será), pero como lector la pregnancia de los cuentos me resulta infinitamente superior a la de los libros de cuentos. Pasado algún tiempo, los libros se me diluyen en la memoria y sólo soy capaz de recordar ese o esotro cuento. Así que hoy, como homenaje a la utopía, necesito recordar algunos de esos cuentos que he leído o releído últimamente, esos que, por lo que sea, me producen emociones.

La vida en llamas, de Ricardo Menéndez Salmón.
Porvenir, de Iban Zaldua.
Carne, de Eider Rodríguez.
El café de los micros, de Gustavo Nielsen.
El señor Beneset, de Quim Monzó.
Mientras dicen adiós, de Ángel Zapata.
El tigre de Bengala, de Víctor García Antón.
Cuando se muere la nevera, de Matías Candeira.
Después de nosotros, el diluvio, de Jon Bilbao.
Trato hecho, de Ignacio Ferrando.
Una ventana en Via Esperanzella, de Javier Sáez de Ibarra.
Manuscrito encontrado en el olvido, de Alberto Méndez.

Estos son los que me han venido a la cabeza en el ratillo que me he parado a pensar. Son cuentos, como ya he dicho, pertenecientes a libros que he leído o releído últimamente.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

En México hay un dicho popular que dice: dime con quien andas y te diré quien eres. Podríamos trasladarlo a nuestro tema: dime que cuentos te emocionan y te diré que clase de lector eres. Dejo sin soluciòn el silogismo ya que soy ajeno a las conclusiones. Pero lo que si quiero decirte es que comparto una emoción (intensa, eso si) por uno de los cuentos aquí mencionados. También te comento que hace días me encontré que ya circula en las librerías de este pueblito llamado DF la Parábola de los talentos.
Un abrazo Juan Carlos.

David A.

Sergi Bellver dijo...

Secundo la (e)moción.

Ahora con traducidos, va, dale.

Pablo dijo...

De Félix Palma, Bibelot o Venco a la molinera.

tomitú dijo...

Sí, Juan Carlos, me parece genial la idea... Así se dijo en algún momento de la música, de poder comprar un disco con las canciones que más nos gusten... Lo del libro de cuentos sería buenísimo. Uno mismo podría armar una antología, algunos cuentos podrían coincidir con tu lista...
Un abrazo

Anónimo dijo...

Estoy plenamente de acuerdo. Yo creo que podría armar una antología con todos los cuentos(de diferentes épocas, estilos y modos) que me han atrapado.


R.A.

josé antonio ruiz dijo...

Aún no he podido tener ninguno en las manos, pero me parece que eso mismo está haciendo Alpha Decay en su colección Alpha Mini www.alphadecay.org/coleccion/alpha-mini

Desde luego tiene muy buena pinta. Un saludo

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Niño ¡cómo te entiendo!!!
Y pensar que siempre me hicieron creer que los cuentos eran folletines...
Yo releo también y no me importa y lo triste, es que al cambiar de domicilio algunas personas se encargaron de tirarme mis cuentos.
Besicos de cuentista.