29 de mayo de 2008

VIDA SECRETA DE LOS CEREALES

En las cajas de cereales los días, pero sobre todo las noches, son un campo de batalla. Los copos de la superficie intentan ganar el fondo mediante ofensivas cruentas, y los que pueblan el fondo forman barricadas para contenerlos y, en última instancia, excavan trincheras para defender sus posiciones. Al final de las hostilidades, los copos pulverizados por la refriega, que se cuentan por centenas, se sedimentan en esa playa de muerte que es la parte ulterior de los envoltorios de las cajas de cereales. Incluso al amanecer, cuando ya todo está perdido, cuando los cereales resbalan por el envoltorio de plástico de la caja y, como el salto del trigo o las cataratas de la avena, se precipitan en cascada a un lago de leche tibia, aun en ese luctuoso momento, los copos permanecen sumidos en sus luchas intestinas, en un fuego cruzado de artillerías que llega al oído humano con la apariencia de crujidos. Es más, una vez descienden por el esófago y caen al estómago, los copos, lo que queda de ellos, siguen enzarzados en un cieno agresivo. A lo largo del colon protagonizan batallas encarnizadas que todo lo asuelan y arrastran a su paso, y, cruzado el recto, una vez son expulsadas y engullidas por el ímpetu centrípeto de la cisterna persisten en su belicosidad y se abandonan a sinuosas y abruptas peleas cuerpo a cuerpo como de las de Tarzán contra los cocodrilos. Ese bucle de violencia, ese nihilista todos contra todos, continúa reproduciéndose por las cañerías, el alcantarillado y los colectores, y, cómo no, llega hasta el mar, donde provoca el oleaje, las mareas, los tifones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me da que has releído a Cortazar :)

Recaredo Veredas dijo...

Curiosa revisión de la teoría del caos. Magnífico ritmo.

Raúl dijo...

Recuerda un excepcional monólogo que le escuche y vi interpretar a Pepe Rubianes, acerca de las luchas intestinas, ocultas y recovecas, entre todas las tapas de un bar, una vez llega la noche y el tabernero echa el cierre.

Anónimo dijo...

No volveré a desayunar con tranquilidad :-o