17 de enero de 2008

PORVENIR, de Iban Zaldua


El porvenir es la época en que nuestros asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad está asegurada.

Ambrose Bierce

Porvenir es la traducción al español, del puño y letra del propio autor, de Etorkizuna, la colección de relatos que obtuvo el premio Euskadi de Literatura 2006 y una de las mejores colecciones de relatos que ha leído quien esto escribe en los últimos tiempos.

Si la cuentística fuera una carrera, que no lo es, Zaldua sería el rey de la regularidad, un fondista magro de piernas fibrosas que sigue un ritmo sostenido y jamás abandona, porque, al menos en esta antología, el autor guipuzcoano (aunque afincado en Vitoria) ha logrado un conjunto de cuentos (dieciséis) compacto y homogéneo de calidad.

¿Pero si en Porvenir conviven cuentos realistas y fantásticos? Dirá cualquiera que haya leído el libro. Pues sí, es cierto, pero eso no es óbice para la solidez y la homogeneidad antes expuestas, porque los cuentos de Zaldua tratan sobre el hombre actual (y algunos incluso sobre la mujer actual, que Porvenir no es ningún txoko) y hablan entre líneas (bajo el ya célebre iceberg de Hemingway) de sus miedos, carencias, resentimientos y contradicciones y, por tanto, da lo mismo que lo mismo da que eso ocurra en la realidad, en la ficción científica, la Ciencia-ficción o el más neto fantástico.

El peso asfixiante de la sociedad y la tradición vasca sobre sus individuos y la existencia de ETA están en el trasfondo de la mayoría de los cuentos, pero, aunque la preocupación del autor por su entorno es clara y manifiesta, eso no se traduce en costumbrismo. Los cuentos de Zaldua son, por el contrario, rabiosamente contemporáneos, de ahora mismo o de dentro de un rato, y al mismo tiempo pueden considerarse universales, porque no hay nada más universal que lo que acontece, y aquí no importa el lugar, a los hombres (sí, vale, y también a las mujeres, y a las parejas, y a la familia política, incluida la suegra).

Eso sí, si buscan grandilocuencias, aspavientos y soluciones a sus problemas busquen en otra parte (en Coelho o Bucay, por ejemplo, en esos grandes literatos), porque Zaldua no ofrece recetas ni panáceas para superar el tedio, la soledad y la falta de horizontes de nuestros días. Él se limita, como hacen los científicos (no en vano es profesor de Economía), a contemplarnos bajo la lupa de su microscopio. Y lo hace con ironía las más de la veces, pero también con sorna (pura sorna vasca) o incluso con retranca. Y yo, leyendo Porvenir, hasta he llegado a pensar que a veces hasta se descojona un poco, por lo bajito y con cariño, eso sí.

El único pero que le puedo poner al libro (y aquí cuelgo el pijama de lector y me pongo el traje de buzo de profesor de escritura) es que a veces, episódicamente, algunas transiciones de lo real a lo fantástico resultan quizá un poco abruptas, pero eso no me parece suficiente motivo para que se resienta el pacto ficcional entre el lector y el escritor. Toma ya. De aquí, directo al Bobelia.

Eskerrik asko, pues, Iban.

2 comentarios:

Recaredo Veredas dijo...

Buena crítica, nítida e interesante. Leeré el libro. El relato breve español necesita revulsivos como este. Saludos.

Anónimo dijo...

Da gusto leer tus últimas reseñas, Juan Carlos. No imaginas hasta qué punto animan a la lectura. Enhorabuena.

Besos orgiásticos.