31 de enero de 2007

Mudanzas, de Javier Sagarna

Autor/es:Javier Sagarna
Título:Mudanzas
Editorial:Gens, Colección Guermantes
Páginas:173
Año:2006


Como Javier Sagarna es amigo, mejor os copio lo que dicen sobre su novela en Notodo.com. Os adelanto, de todas formas, que el sello Gens, y en concreto su colección Guermantes, está especialmente comprometido con la literatura de calidad, aquella que cada vez cuesta más encontrar y que ya casi ni se practica. Así que yo que vosotros la seguiría muy de cerca, igual que a Javier Sagarna.

Juventud, ¿divino tesoro? A Ari, un joven de veintipocos, le acaba de dejar su chica, Elsa. Siente morirse o, lo que es lo mismo, quiere morir. Así comienza la primera novela de Javier Sagarna, que ya cuenta con una larga trayectoria como escritor de relatos y como profesor de la Escuela de Escritores de Madrid. Mudanzas supone una vuelta a aquellos “maravillosos” años. Un viaje por nuestra memoria a través de la historia de este personaje, narrador del libro también. Aunque sus vivencias no correspondan exactamente con las nuestras, lo que hay dentro de él sí. Ésta no es sólo una novela de desamor, sino una metáfora de ese tiempo maldito llamado adolescencia. La relación con los amigos, los temores, la familia, la cafetería de la facultad, la sensación de incomprensión, las juergas, los excesos, etc. son los hilos que van tejiendo la trama. Mudanzas es la crónica de una huida, de las experiencias límite de un adolescente. Una vespa de desguace y sobre ella dos jóvenes, Ari y el Moby, transportando una mochila llena de cocaína. Pero Mudanzas también es la imagen de esa época de cambios producidos a gran velocidad. Personajes reales, tipos, que todos hemos conocido en algún bar de ciudades como Madrid, en la universidad, en algún botellón. Padres, los mismos, desbordados por la incomunicación con los hijos. Chicas guapas y fáciles. Amores imposibles. Amigos fieles. Capullos. Todo el variopinto mundo de un solo escenario, la adolescencia. El libro, escrito con prosa ágil y fácil, literalmente se devora. El lenguaje: mordaz, sin concesiones. Una novela en fin, apasionante por sus hechos, breves e intensos, como la adolescencia misma.

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