Un último esfuerzo y lo habrá conseguido. El hombre, noche tras noche, año tras año, ha excavado un túnel con una cucharilla de café. A sus pies queda el fruto de la constancia: una galería de apenas cuarenta centímetros de altura y casi trescientos metros de longitud. El hombre repta decidido al encuentro de los primeros resplandores, hacia esa luminosidad lánguida y polvorienta. Asoma sonriente la cabeza. Entra por fin en la celda.
9 comentarios:
Magnífica pieza.
La verdad es que así es, no crremos que la salida es la libertad, ¡que ingenuos!!!
Me ha gustado mucho.
Besicos muchos.
Y de veras es así,ya no sabemos vivir sin esa celda y dedicamos nuestra vida a construirla con esmero y saña,aún conscientes del insignificante detalle de no ser libres.
Saludos!
¿Nadie ha barajado la posibilidad de que ese hombre haya construido un tunel desde el exterior hasta la prisión porque desea estar en un celda?
Lo barajé en un principio. Pero descarté esa idea decantándome por la más simbólica de que la celda era la propia vida. Lo de los resplandores (la celda la identificaría más con las penumbras, sino con las tinieblas) es lo que me despistó.
Pues yo como Raúl,la celda como la propia vida.Claro que ahora que lo dices,quizá sería mejor vivir adentro.
"Nadie ha barajado la posibilidad de que ese hombre haya construido un tunel desde el exterior hasta la prisión porque desea estar en un celda"
Yo, desde el principio, de ahí el bofetón final. Un micro muy profundo, tiene muchas lecturas. A mi me hace reflexionar sobre las auténticas cárceles más reales a veces que unos barrotes, sobre huídas de un mundo aterrador, sobre las opciones vitales que tomamos...
Un saludo
R.A
Me gusta.
Un micro de los mejores que he leído en la cantidad de blogs que hay en la web. Como bien comentaron antes, la profundidad es tal que permite varias lecturas aunque me decanto por creer que la vida del hombre ha transcurrido en la celda y para él, esa es su verdadera libertad.
No sé por qué(aunque algo tiene), me ha hecho recordar a la Alegoría de la Caverna, de Platón.
Saludos,
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