24 de abril de 2009

LOS HOMBRES INTERMITENTES, de Francisco Javier Irazoki





















MUERTE TRANSITABLE

TODAS LAS MAÑANAS, antes de empezar los trabajos del día, miro durante varios minutos las flores plantadas delante de mi puerta. A los pies de las dalias, unas hormigas recorren el tapiz de pétalos caídos. Con las derrotas que impone el tiempo ellas han construido su camino.

Los hombres intermitentes, de Francisco Javier Irazoki

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Los hombres intermitentes (Hiperión) no es una autobiografía, ni un libro de cuentos, ni uno de poesía, pero es un compendio de todo lo anterior y el mejor libro que he leído en mucho tiempo. Esencia de escritura. En las historias de Francisco Javier Irazoki la naturaleza está viva, los árboles, los pájaros, las piedras o la luz tienen tanta importancia o más que los hombres. Su escritura es de un vitalismo, aún dentro de la oscuridad, apasionante. Pocas veces la poesía y la prosa se funden con tanta limpieza en la escritura. Me ha gustado tanto que ni me voy a molestar en seguir justificando por qué me ha gustado. Creo que el texto que precede a este comentario habla por sí solo.

21 de abril de 2009

SILENCIO POR MALLARMÉ







Silencio por Mallarmé Fecha: 23 Abril 2009
Horario: 17:00h - 20:00h
Lugar: Real Jardín Botánico (CSIC)
Precio: Gratuito
Tipo de Actividad: Taller de escritura


El Real Jardín Botánico, CSIC, invita a los amantes de la escritura a emular a Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez o Eugenio D’Ors para celebrar el Día del Libro.
(Madrid, 20 de abril) En 1923, un grupo de escritores y poetas entre los que se encontraban José Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Eugeni D’Ors o Antonio Bergamín se reunió en el Real Jardín Botánico de Madrid para reivindicar el silencio, la reflexión y la escritura en un homenaje al poeta francés Stephane Mallarmé. Ochenta años después, el Real Jardín Botánico, CSIC, recupera esta acción para celebrar el próximo jueves 23 de abril el Día del Libro. En colaboración con Escuela de Escritores, autores como Javier Rioyo, Juan Carlos Méndez Guédez, Javier Sáez de Ibarra o Juan Carlos Chirinos participarán desde las cinco de la tarde en la reedición del Silencio por Mallarmé, un acto al que podrá unirse cualquier amante de la escritura que se acerque al Real Jardín Botánico. Además, y desde las cuatro de la tarde, los profesores de Escuela de Escritores impartirán talleres de escritura gratuitos en varias localizaciones del Botánico.
La historia original del primer, y hasta ahora único, Silencio por Mallarmé se remonta al 11 de septiembre de 1923 cuando el escritor mexicano Alfonso Reyes reunió a un grupo de amigos en el Real Jardín Botánico de Madrid con la excusa de homenajear a Stéphane Mallarmé, el poeta del silencio. Ortega y Gasset, Antonio Marichalar, Eugeni D’Ors, José Bergamín, Enrique Díez-Canedo, Mauricio Bacarisse, José Moreno Villa y Juan Ramón Jiménez acudieron a la cita y siguieron las instrucciones de Reyes: sentarse durante cinco minutos en algún lugar del Botánico y, a continuación, escribir qué habían pensado durante ese tiempo. Bautizaron el encuentro como El silencio por Mallarmé (Una encuesta sin trascendencia) y, aunque pocos dedicaron sus pensamientos al poeta francés durante esos minutos, publicaron sus textos breves sobre el silencio, la reflexión y la escritura en el número 5 de la Revista de Occidente.

Ochenta y seis años después, y con el mismo objetivo de reivindicar silencio, reflexión y escritura coincidiendo con la celebración del Día del Libro, el Real Jardín Botánico recupera esta iniciativa abierta a todo el público. De la mano de Escuela de Escritores, revive el Silencio por Mallarmé, en el que participarán los escritores Javier Rioyo, Juan Carlos Méndez Guédez, Doménico Chiappe, Juan Carlos Chirinos, Ernesto Pérez Zúñiga, Juan Carlos Márquez, Ignacio Ferrando, Luis Luna, Javier Sáez de Ibarra, Alfonso Fernández Burgos, Eduardo Berti y Pablo Andrés Escapa.

Los asistentes podrán disfrutar del recogimiento del Botánico para reflexionar durante esos cinco minutos de silencio y escribir a continuación sus textos, que serán publicados en la página web http://www.silenciopormallarme.org/. La entrada al Real Jardín Botánico de Madrid será gratuita el próximo jueves 23 de abril entre las cuatro y las ocho de la tarde. Durante esas cuatro horas, además de participar en el Silencio por Mallarmé, los asistentes podrán inscribirse en los cuatro talleres de escritura gratuitos que los profesores de Escuela de Escritores impartirán a lo largo de la tarde.Y para aquellos a quienes la distancia les impida acercarse al Jardín Botánico, habrá un Silencio por Mallarmé virtual: a través de http://www.silenciopormallarme.org/, los internautas podrán visionar un video del Jardín Botánico mientras escriben su silencio en la misma página.

14 de abril de 2009

EN LA FRONTERA

SUBMÁQUINA
GARCÍA LLOVET, ESTHER
Editorial
SALTO DE PÁGINA
ISBN
978-84-936354-4-2




“Se oían voces cantando a coro en alguna parte del patio, como en el coro de una iglesia. Levanté la vista hacia la única clase encendida. Tenía el alfabeto escrito en la pizarra y alcanzaba a ver las últimas letras, W, X, Y, Z. Las voces cantaban a capella y a destiempo y muy despacio y por un momento pensé en cómo las cosas se acaban enrareciendo, se van volviendo cada vez más extrañas igual que las letras extrañas se acumulan al final del alfabeto.”

Submáquina
es un libro en la frontera, temática y estructuralmente, al menos esa es la impresión que me ha dejado como lector. Los territorios (tránsitos sentimentales y tránsitos territoriales) por los que se mueven los personajes y la propia Esther García Llovet como autora son fronterizos, oscuros, han sido recorridos pero sólo de noche, con una dosis nada despreciable de canguelo. Submáquina podría haber sido una novela, pero es una colección de relatos. Podría haberse ajustado a los cánones del género negro, pero no lo ha hecho. Se transparenta, por tanto, una necesidad de la autora de ir más allá, de no quedarse en el suelo firme, seguro, pero pobre, y eso es para mí un triunfo absoluto, pues esa clase de apuestas son las que a la postre distinguen a los artistas de los artesanos.

Para este viaje fronterizo García Llovet se ha llevado una mochila con una atmósfera tan turbia como envolvente, imágenes atractivas, a veces impactantes, de extrañamiento de los límites cotidianos, y una manera de perfilar la psicología de los personajes de acuerdo a lo que hacen, dicen o, muy ocasionalmente, otros personajes dicen sobre ellos, es decir, sin injerencias facilonas del narrador (ese yomimeconmigo o elconleconsigo en muchas ocasiones tan vacuo y cansino), ya sea éste en primera o en tercera persona. De lo que se desprende que la autora, y ésta es la segunda de mis conclusiones, no sólo es una artista sino que además es muy profesional y conoce al dedillo los resortes de la técnica.

Submáquina recuerda a veces a pero no se parece a. En los relatos se manifiestan influencias del cine y de la literatura, nada veladas (por expreso deseo de la autora, supongo) pero el resultado final los termina asimilando en un producto nuevo, en una imagen propia de marca, de autoría. Están Bolaño, Van Sant, Lynch, pero lo importante no son ellos sino el tamiz por el que han sido filtrados, eso es lo que prevalece a lo largo y ancho del libro. En definitiva, Submáquina es un libro de autor, de lenta degustación, con una prosa ajustada pero brillante, que le deja a uno la sensación de haberse asomado a más de un abismo. Merece mucho la pena.