El niño, con un candelabro en una mano, termina de bajar las escaleras al sótano, donde permanecen los tres hombres atados y amordazados. Me da igual si los demás niños se quedan o no sin regalos, dice mientras juega a chamuscarles la barba con la llama del candelabro, no saldréis de aquí hasta que vuelva mi mamá.
9 comentarios:
Es muy, muy bueno...
Aprovecho para desearte un año lleno de literatura de la buena, de esa que siempre nos ofrecen tus historias. Doy las gracias a Marta López por recomendarme tus cuentos.
Un abrazo
Me ha gustado mucho el relato, Juan Carlos. Es totalmente abierto.
¿El niño se volvió loco de dolor ante la muerte de la madre? ¿es una venganza? ¿no sabe lo qué hace o lo sabe de más? ¿No puede disfrutar de los Reyes magos, ni dejar que disfruten los demás niños, ante su soledad y tristeza?
Es excelente.
Tierno, precioso. Guarda las cartas: de mayores quieren que se las leas.
Que os aproveche el roscón. !Qué envidia. Por aquí no saben lo que se pierden.
María
Me gusta ese niño. ¿No fue Frankestain el que dijo: "Soy malo porque soy desgraciado?"
Feliz año.
Precioso, Juan Carlos. Me ha encantado!
Me encanta!!
Enhorabuena por tus cuentos, me ha gustado mucho "Norteamérica profunda".
Breve pero seguro, da gusto como recortas.
Saludos!
Jajajaja, que bueno!!!!
Feliz año nuevo.
Besicos.
Y yo preguntándome por qué Melchor no me había traído la Barbie que le pedí...
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