26 de enero de 2009
EL CUENTO EN BABELIA
El monográfico del sábado en Babelia está siendo recibido, en algunos casos, con una euforia un poco párvula por quienes nos relacionamos con el cuento de un modo u otro. No se trata de invitar a la lectura del cuento (aunque no está de más) ni de llenar páginas sobre el género desde sus orígenes ni de preguntar a los autores como si fueran los guardianes de la roulotte de la mujer barbuda sino de que Babelia y los demás suplementos reseñen los libros de cuentos según criterios de calidad ajenos al nombre y la fama del escritor, a la amistad del editor o el escritor con el crítico o a la afinidad entre la editorial, el escritor y el medio. De eso se trata, de leerse los libros de cuentos que llegan a la redacción y de seleccionarlos sin complejos ni dobles intenciones, según criterios estrictamente literarios. Y eso, hoy por hoy, no se hace. Tenemos pruebas: no. Sabemos que es así: sí. Que no se nos haga el culo jarigüay porque nos citan, son los libros los que merecen o no las atenciones, no los escritores. Y yo este año y los anteriores he leído libros de cuentos muy buenos que no han aparecido en Babelia ni en ningún medio impreso y me temo que eso va a seguir ocurriendo. Con esto no es mi intención desilusionar a nadie, sino sólo aportar un poco de plomo a esta levitación colectiva.
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6 comentarios:
Yo estoy a media altura, con los pies en el suelo, sin plomo en loz zapatos y sin levitar.
Queda un poco onanista, pero para ir al grano entresaco de mi última entrada de la bitácora:
"En una de las intervenciones más lúcidas, el escritor Miguel Ángel Muñoz demuestra, no ya un escepticismo saludable, sino una percepción atinada de la realidad del cuento en España, y por eso, para que «libros de cuentos muy valiosos» dejen de ser «completamente despreciados por los medios de comunicación convencionales», hace falta algo más que un especial de sábado a cuento de Poe. Del mismo modo que «Un cuento requiere un esfuerzo continuo, estar más atento, ser cómplice e involucrarse más en la historia», como bien dice Hipólito G. Navarro, para que este especial de Babelia no quede en flor de un día es necesario que todas las partes se involucren, que poco a poco comencemos a leer reseñas serias de libros de cuentos de editoriales grandes y pequeñas en los medios; que los críticos no aparten ciertos sobres de su mesa y de una vez consideren a la novela y al cuento como lo que son: arte narrativo por igual; que algunos editores sepan mantener cierta complicidad con los autores a la hora de apostar por su trabajo en textos breves, sin demandarles por sistema novelas para tomárselos en serio, como señala de manera gráfica el escritor Pedro Ugarte en el reportaje, o, reciclando un poco las palabras de la aragonesa Patricia Esteban Erlés, sin que los cuentistas tengan la sensación de que le hablan a las paredes cuando defienden ese trabajo ante un editor. Y se haría necesario, sobre todo, que los distribuidores hicieran un esfuerzo continuo, dejaran de pedir apellidos y credenciales para poner un libro en el circuito y estuvieran más atentos al hecho literario, porque el boca a oreja, cuando el texto es de calidad, garantiza una larga vida a ese libro."
Es decir, que a ver si se ponen las pilas y reseñan los libros de cuentos que en esa loada "blogosfera" sí tienen vida.
Pues eso, que yo me repito también. Cierto, JC, nada de agasajos y genuflexiones al señor del feudo que nos permite por vez primera festejar la recolección después de maitines, pasadita de mano por el lomo contrahecho. Se mira con agrado y se sigue peleando, pero sin alharacas ni histerias; al fin y al cabo esto no es Faluya o un guetto de Gaza. Tampoco importa tanto, en eso creo que Sergi y yo coincidimos. Saludos sin cuento.
Yo voy a ser mucho menos complaciente todavía que vosotros.
Totalmente de acuerdo. Los libros son los que merecen o no la atención.
Es usté un hombre muy lúcido, herr profesor.
Un abrazo.
Lo triste es que toda la argumentación de esta entrada es aplicable en todos sus términos, también, al resto de géneros que llamamos literarios (novela, poesía, ensayo, teatro); no sólo al cuento. Lo triste es que los medios han mediatizado (valga...)impunemente, de acuerdo con criterios que no son literarios ni quieren serlo. Hace varios años que no presto mucha atención a los suplementos ni a las reseñas, sobre todo a los sobreendiosados de tirada nacional, pues son, obviamente, los que más se deben a los turbios intereses de quienes les pagan y sustentan (editores, agentes y amigos todopoderosos). El ninguneo selectivo es una constante en el mundo de la crítica, sobre todo de la crítica suplementaria. Yo paso de hacerles la cama. Y lo peor, ya dije, es que no se limita al género del cuento.
Exacto. Como diría el personaje de Harvey Keitel en Pulp Fiction (no recuerdo el nombre), "no empezemos a chuparnos las pollas todavía". Pero por algo se empieza (aunque no es la primera vez que Babelia dedica un número al auge del cuento).
Un abrazo
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