En el último número de la revista Avión de Papel podéis leer la entrevista que David González Torres me ha hecho con motivo de la publicación de Oficios y uno de los relatos del libro. Espero que os resulten interesantes.
De tu entrevista con David me quedo con el catastro de humoristas citados, todos ellos vinculados, de un modo u otro, al absurdo y, por extensión, al pesimismo. Y es interesante que opongas, como cantidades no homogéneas, humor e inmortalidad. Digo que es curioso porque la inmortalidad literaria casi siempre pasa por el humor y porque contra todos los vendedores de inmortalidad el humor es un arma formidable.
Me atrevo, ahora que están de moda los decálogos (bueno, siempre lo han estado, judeocristianos que somos, ay), a proponer un canon al respecto. Sólo menciono textos del XX y la ordenación no responde a un criterio meliorativo, salvo en el último caso:
1. Lolita, de Nabokov. 2. Ferdydurke, de Gombrowicz. 3. Trampa 22, de Heller. 4. A los dioses ulteriores, de Manganelli. 5. Gramática parda, de García Hortelano. 6. El maestro y Margarita, de Bulgakov. 7. Malone muere, de Beckett. 8. El teatro de Sabbath, de Roth. 9. El sanador místico, de Naipaul.
Y, por descontado, la que para mí es la novela más desopilante del XX, mal que a algunos les pese:
Muchas gracias por pasarte por aquí y regalarnos tus certeras reflexiones sobre el humor y la inmortalidad y este canon del humor en la literatura del siglo XX, del que por fortuna me quedan bastantes obras que leer. De hecho, este verano varias de esas recomendaciones se vendrán conmigo a la playa: hay que marcar tendencia. Si no te parece mal, me gustaría compartir tu selección con los amigos de Relataduras en una entrada específica, a la que quizá puedan ir añadiéndose más libros y experiencias. Como tú, yo también soy un tanto escéptico respecto a los cánones (tengo que mirarme de lo del judeocristianismo), pero, cuando proceden de voces solventes y autorizadas como es tu caso, me parecen muy necesarios como divulgadores de la buena literatura.
Un abrazo. Juan Carlos
Querida Magda: Gracias por tu atención. "Oficios" cruzará pronto el Atlántico.
Saludos. Pues sí Juan Carlos. El canon de Ricardo merece un post. Me sumo a ello cuando lo publiques. No está nada mal tener una brújula de lecturas para estos días grises.
5 comentarios:
He visto el video, Juan Carlos. Me ha gustado mucho.
Nuevamente enhorabuena por Oficios
Muchas gracias, Magda.
Querido Juan Carlos:
De tu entrevista con David me quedo con el catastro de humoristas citados, todos ellos vinculados, de un modo u otro, al absurdo y, por extensión, al pesimismo. Y es interesante que opongas, como cantidades no homogéneas, humor e inmortalidad. Digo que es curioso porque la inmortalidad literaria casi siempre pasa por el humor y porque contra todos los vendedores de inmortalidad el humor es un arma formidable.
Me atrevo, ahora que están de moda los decálogos (bueno, siempre lo han estado, judeocristianos que somos, ay), a proponer un canon al respecto. Sólo menciono textos del XX y la ordenación no responde a un criterio meliorativo, salvo en el último caso:
1. Lolita, de Nabokov.
2. Ferdydurke, de Gombrowicz.
3. Trampa 22, de Heller.
4. A los dioses ulteriores, de Manganelli.
5. Gramática parda, de García Hortelano.
6. El maestro y Margarita, de Bulgakov.
7. Malone muere, de Beckett.
8. El teatro de Sabbath, de Roth.
9. El sanador místico, de Naipaul.
Y, por descontado, la que para mí es la novela más desopilante del XX, mal que a algunos les pese:
10. Ulises, de Joyce.
Un abrazo,
Ricardo Menéndez Salmón
Querido Ricardo:
Muchas gracias por pasarte por aquí y regalarnos tus certeras reflexiones sobre el humor y la inmortalidad y este canon del humor en la literatura del siglo XX, del que por fortuna me quedan bastantes obras que leer. De hecho, este verano varias de esas recomendaciones se vendrán conmigo a la playa: hay que marcar tendencia. Si no te parece mal, me gustaría compartir tu selección con los amigos de Relataduras en una entrada específica, a la que quizá puedan ir añadiéndose más libros y experiencias. Como tú, yo también soy un tanto escéptico respecto a los cánones (tengo que mirarme de lo del judeocristianismo), pero, cuando proceden de voces solventes y autorizadas como es tu caso, me parecen muy necesarios como divulgadores de la buena literatura.
Un abrazo.
Juan Carlos
Querida Magda:
Gracias por tu atención. "Oficios" cruzará pronto el Atlántico.
7:56 AM
Saludos. Pues sí Juan Carlos. El canon de Ricardo merece un post. Me sumo a ello cuando lo publiques. No está nada mal tener una brújula de lecturas para estos días grises.
Un abrazo a ambos.
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